La Sala Pintada

Las paredes eran iguales a las del castillo. Azul cielo, montañas verdes pintadas, sin sombras.

La habitación estaba vacía. Cuadrada. Limpia. Al fondo, una escalera. Y arriba, una puerta.

No tenía estrella. No brillaba. No se si tenía textura. Pero estaba ahí...

Subí los escalones. Ni se que sentia. Toqué la puerta. Después… no sé si entré.

No recuerdo qué había adentro. Pero cada tanto, pienso y sueño con esa puerta. Y nunca la abro.