No recuerdo qué nivel era. Ni siquiera estoy seguro de haberlo elegido. Sé que era una habitación blanca, sin fondo. Sin música.
Al principio no noté nada raro. Pero al dar el primer paso, algo se movió al fondo. Eran... otros Mario.
Pero no eran él. No tenían ojos. Ni bigote. Ni la M en la gorra. Tampoco los botones dorados del overol. Eran como modelos a medio cargar.
Y venían flotando hacia mí. No corrían, no hablaban. Solo se acercaban. Muchos. En silencio.
Salté fuera del nivel. No había suelo. Caí durante minutos. Y reinicié... Talvez haya tenido una pesadilla.
Esa versión de Mario no está en ninguna lista.